Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100243
Legislatura: 1889-1890
Sesión: 15 de noviembre de 1889
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Marqués del Pazo de la Merced.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 43, 622-623.
Tema: Ayuntamiento de Madrid.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): El Sr. Elduayen, cogiendo la ocasión, como se dice vulgarmente, por los cabellos, ha querido venir a pronunciar unas palabras, ya que no a tomar parte en el debate, que resumiendo su pensamiento venga a ser el ataque más fuerte que pudiera haber dirigido al Gobierno, aún tomando parte en uno de los turnos de esta interpelación.

Vaya como táctica parlamentaria. Yo se lo dispenso a S.S., porque al fin ése es su derecho, y porque además hace bien, bajo su punto de vista; pero S.S. no tiene razón ninguna para decir lo que ha dicho aquí.

Porque, después de todo, se estaba tratando de la contestación que se había dado al Sr. Duque de Tetuán, y este Sr. Senador no podía considerase agraviado después que el Sr. Ministro de la Gobernación, que es a quien correspondían principalmente el punto o los puntos que el Sr. Duque de Tetuán había de tratar y ha tratado en su discurso, ha empleado nada menos que dos días en contestar a S.S.

¿Ha echado de menos alguna deficiencia en la cuestión política? Pues en último resultado, tanto mejor para el Sr. Duque de Tetuán, porque habrán quedado en pie todos los cargos que ha dirigido al Gobierno. ¿Qué más puede desear? (El Sr. Martínez Campos: Pido la palabra).

Pero no es ésta la cuestión; es que al ver la insistencia con que el Sr. Duque de Tetuán se dirigía al Sr. Ministro de la Gobernación, sabía éste que el pensamiento del Presidente del Consejo de Ministros era resumir este debate y hacerse cargo de las ideas emitidas por el Sr. Duque de Tetuán, como de las emitidas por los demás Sres. Senadores, incluso las de su señoría, porque, según me habían dicho, iba a tomar S.S. también parte en el debate.

Y tan deseoso estaba el Gobierno de complacer a las oposiciones en este punto, que quería contestar a cada Sr. Senador que se levantara por un Sr. Ministro, y estaban tres encargados de contestar a otros tres Sres. Senadores, y yo de resumir el debate.

No se puede tener más consideración, ni más cortesía parlamentaria con las oposiciones; porque en último resultado, ya sabe S.S. el giro que se da, y da el Reglamento, a una interpelación.

Pues prescindiendo de eso, el Gobierno no quería dejar sin contestación a ningún Sr. Senador que se levantara a hablar de este asunto con o sin derecho, dentro de los turnos del Reglamento, o para alusiones, y después se proponía resumir el debate por medio de su Presidente.

¿Hay motivo, pues, Sres. Senadores, para decir lo que ha dicho el Sr. Elduayen, para decir que no tenemos cortesía con las oposiciones? ¿Cuándo he faltado yo a la cortesía a ningún Sr. Senador? ¿Cuándo no le he guardado todas las consideraciones que son debidas? No ha tenido, pues, repito, razón ninguna el Sr. Elduayen. Por lo demás, en el momento en que he sabido el disgusto que tenía el Sr. Duque de Tetuán (y hubiera hecho lo mismo con cualquier otro Sr. Senador, pero lo hago con más gusto tratándose del Sr. Duque de Tetuán), he venido espontáneamente a dar esta satisfacción y a decir que si hubiera yo creído que el Sr. Duque de Tetuán se consideraba lastimado porque no se le había dicho que yo le contestaría, me hubiera levantado a contestarle; pero suponía que el Sr. Duque de Tetuán tenía conocimiento del curso que iba a llevar este debate, porque no lo he ocultado a nadie; esta misma mañana, preguntándome el Sr. Presidente de esta Cámara por el curso que iba a llevar este debate, le he anunciado que cada Ministro contestaría a un Sr. Senador de los que tomaran parte en la interpelación, y que yo me reservaba hacer el resumen, para recoger los cargos de todos los Sres. Senadores.

Ahora, habiéndose preguntado al Sr. Ministro de la Gobernación si daba por contestado lo que había dicho, manifestó: ?Sí, por mi parte lo doy por contestado; después, en el desarrollo que tenga el debate, ya veremos los Ministros que toman parte?. (El Sr. Ministro de la Gobernación: Eso he dicho. ?El Sr. Elduayen: Ha dicho S.S. lo contrario. Lo que han visto los ojos de todos, incluso los del Presidente, se pretende aquí negarlo. ?El Sr. Fabié: Con ese sistema es imposible discutir entre personas). Pero, Sres. Senadores, ¿había de anunciar el Sr. Ministro de la Gobernación el giro que el Gobierno pensaba dar a este debate? Por de pronto, yo he dicho a cuantos me han querido oír, que me reservaba resumir el debate, para recoger todas las ideas que los Sres. Senadores tuvieran por conveniente exponer.

Ahora, si el Sr. Duque de Tetuán lo que preguntaba es si se le iba a contestar en el acto, a eso yo creo que no tiene derecho, porque si tenía yo que hacer el resumen, había de reservarme para el final de la discusión.

Yo desearía, pues, que el Sr. Duque de Tetuán considerara que no ha habido por parte del Gobierno intención ninguna de lastimarle; que si no le satisfacen las contestaciones que le ha dado el Sr. Ministro de la Gobernación, es posible que se satisfaga con las que den otros Sres. Ministros, o con la que tendré yo el gusto de darle al resumir el debate. Yo no quisiera que ningún Sr. Senador se creyese lastimado por palabras del Gobierno. Habrá sido una mala inteligencia, habrá sido lo que quiera; pero la sinceridad con que me he levantado a explicar lo sucedido y a decir los propósitos del Gobierno, entiendo yo que debe bastar para que el Sr. Duque de Tetuán se dé por satisfecho y continuemos en las buenas relaciones políticas, que particulares no hay para qué hablar, en que conviene que estemos todos, en que conviene que esté [622] el Gobierno con las oposiciones; que no hay cosa que desee con más vehemencia el Gobierno, que las buenas relaciones entre los partidos políticos, porque lo considera un bien y una necesidad para las instituciones y para el país. [623]



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